Calendario



Cuando vamos a un museo y paramos a ver una obra, incluyo a todos, pensamos en Ernesto Sábato y en una de sus obras más populares, quizás con viento a favor alguien repare en nosotros y así comience una historia que sea digna de contar.

 

No recuerdo bien el mes en transcurría, yo estaba abrigada y con los mismos borcegos de constructor marrones.

 

La obra que me detuve a mirar era de una vietnamita que retrataba sus días a través de un calendario al revés; sí, vivía a destiempo. En pocas palabras, adoptó ese estilo de vida porque no conocía otro, de chica jamás festejó un cumpleaños, ni descansó en los feriados patrios; en su vida de adulta tampoco.

 

Por dentro, pensé en lo complicado de ese mundo y en lo relajado del mío. Vivir a través de fechas, par o impar, cumpleaños, días especiales, días olvidables. Tengo marcado en el calendario el día en que empezamos, no sé cuál de todos los comienzos es.

 

Regresé a mi casa pensando en lo interesante que sería poder desordenar el tiempo de lo nuestro; quizás llevar lo sucedido en octubre a marzo. No, mejor a diciembre, y a lo de febrero darle una chance más para ver si esta vez sale mejor; también revisé eso de los atajos, así borramos algunas semanas y evitamos los finales abruptos de nuestros respectivos comienzos.

 

Yo no podía esperar más, me levanté al día siguiente con el firme propósito de solucionar el problema de una vez; solo sé que es junio y tengo una carpeta con dos colores, la azul es de finales felices y la roja de los no tan felices. Espero que se hayan dado cuenta de este caos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Naná

Pretérito Imperfecto

Oportuno